Los Príncipes de Asturias han terminado en Quito con un baño de multitudes la visita oficial que empezaron el pasado martes a Panamá y Ecuador, donde han promocionado la Marca España y han apoyado a las empresas españolas que,
en estos momentos de crisis, buscan oportunidades en el exterior. Entre
éstas, la empresa Metro de Madrid que aspira a la construcción del
Metro de Quito, cuyo contrato de 1.400 millones de dólares está a punto
de adjudicarse.
Después de clausurar un encuentro empresarial, los
Príncipes de Asturias se trasladaron a la espectacular Iglesia de la
Compañía de Jesús, situada en el centro histórico de Quito, donde han recibido el nombramiento de huéspedes ilustres
y las llaves de la ciudad. «Nos emociona recibirlas en un lugar tan
bello y emblemático», afirmó Don Felipe cuando agradeció estas
deferencias. En este precioso templo, herencia de la presencia española
en América pero enriquecida con elementos indígenas, se interpretaron
los himnos de Ecuador y España (este último en una versión bastante más
larga de la reglamentaria).
Desde allí, los Príncipes se dirigieron al Palacio de Carondelet, donde les esperaba el presidente de Ecuador, Rafael Correa. A las puertas del edificio, en la Plaza Grande, también les aguardaban cientos de personas que querían verles o saludarles y que colapsaron los accesos, por lo que los servicios de seguridad tuvieron que abrir un pasillo entre la multitud para que pudieran llegar al Palacio.
La mayoría de los asistentes estaban entusiasmados con la
presencia de Don Felipe y Doña Letizia y algunos portaban banderas
españolas, pero la visita también fue aprovechada por un grupo ecologista que protestaba contra la presencia de la empresa española Repsol
en la reserva natural de Yasuní: «Repsol mata», coreaban. Curiosamente,
los manifestantes guardaron silencio mientras se interpretó el himno de
Ecuador y, después, reanudaron sus gritos. Aún así, los Príncipes se
asomaron al balcón y saludaron al variopinto público.
De camino al Palacio, el Príncipe ordenó a la policía que
soltara a un niño indígena, que trataba de entregarle una carta y al que
los agentes se lo impidieron. En el papel, que finalmente se lo entregó
en mano, el pequeño pedía a España que tratara bien a los inmigrantes. Mientras, la Princesa se hacía una foto con una periodista indígena, Silvia Vázquez, de «El Telégrafo».
Tras el almuerzo con el presidente de Ecuador, los
Príncipes emprenderán regreso a Madrid, donde está previsto que
aterricen a las doce del mediodía del sábado.
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